El edificio se organizaría en tres plantas intensamente interrelacionadas, un pequeño teatro, la sala de exposiciones y la Fundación García Lorca. Las dos primeras son de carácter más público, la tercera se distribuirá entre los lucernarios que dan luz a la segunda. Desde  el porche de acceso, una escalera abierta, lenta y ceremonial conduce a la planta superior de exposiciones. Tanto al subir hacia las mismas como al descender por la segunda escalera, el visitante tendría vistas hacia el teatro y por tanto una comprensión completa de las diferentes actividades que desarrollará el Centro y los espacios que las albergarán.

Otra intervención de carácter urbanístico, sería la modificación de la Plaza de la Romanilla, que ahora presenta en su conjunción con la calle Capuchinas una indefinición lamentable. Un grupo de álamos algo elevado al que se accedería a través de un porche similar al del Centro García Lorca, ampliaría la presencia de la institución en la ciudad. Seguramente este es el mejor momento para proponer este tipo de  iniciativas.

Asimismo no se considera mantener el antiguo  Callejón de los Franceses a través del solar. No sería más que un retorno nostálgico a una situación casi insostenible que haría muy difícil desarrollar el programa solicitado, dadas las ya muy reducidas dimensiones del solar. De todo ello quedará sin embargo un pequeño patio con los mismos árboles del jardín exterior y una solución respetuosa con los derechos de luces de las casas vecinas.